VENTANA DE CINE

 

 

TRASH: LADRONES DE ESPERANZA

2014, DRAMA, GB, 114 minutos

DIRECTOR:       STEPHEN DALDRY
INTERPRETES:   RICKSON TEVEZ (Raphael), EDUARDO LUIS (Gardo), GABRIEL WEINSTEIN (Gabriel), ROONEY MARA (Olivia), MARTIN SHEEN (Julian, sacerdote)

Guion: :Richard Curtis; basado en la novela de Andy Mulligan. Producción: Tim Bevan, Eric Fellner y Kris Thykier. Fotografía: Adriano Goldman 

CALIFICACIÓN: 8, emotiva
TEMAS: pobreza, infancia, corrupción, sacerdote, amistad, parroquia

ARGUMENTO

Dos niños que rebuscan en los basureros de las afueras de Río de Janeiro se encuentran una cartera. Se reparten el dinero, pero la cartera contiene una llave misteriosa. Cuando la policía se presenta en las favelas y ofrece un jornal por encontrar la cartera, los niños sospechan que puede tener más importancia de la creían y, en lugar de entregarla, intentan encontrar lo que ellos creen que es un tesoro

COMENTARIO

Habitualmente las películas sobre las favelas o cualquier otro barrio de aluvión en las grandes ciudades del tercer mundo, son muy dramáticas y desesperanzadas. A veces se echa de menos esa mirada más constructiva como el enfoque que Fernando Trueba le dio a su documental “El milagro de Candeal”.
Stephen Daldry nos ofrece esa mirada en esta película tremendamente positiva que no nos ahorra nada de la miseria en la que viven esos pobladores, pero que tampoco la convierte en algo tan truculento como dejarnos sin esperanza. Habrá quien diga que es un poco almibarada, y no le faltará algo de razón, y quien la vea ingenuamente optimista, pero no mucho más que “¡Qué bello es vivir!”, una de las obras maestras de Frank Capra, y nadie puede negar que es una hermosa historia, ambientada en la época de la gran depresión, que contiene una demoledora crítica al sistema. Como aquélla esta habla bien de los pobres, de la gente humilde y la vida en las favelas, a pesar de todas sus carencias, para entonar un canto a la amistad y a la solidaridad con una insólita estructura de película de aventuras.  
Se trata, por tanto, de una bienintencionada historia que tiene por protagonistas a dos chavales de quince años, maduros para su edad porque el duro trabajo les hace crecer a marchar forzadas, que sobreviven rebuscando entre la basura, se bañan en una infesta charca y viven en la calle.  Ambos tendrán que afrontar un dilema propio de adultos: entregar o no una cartera que han encontrado en el basurero que contiene, además de un dinero en efectivo, una llave, unas fotografías y una serie de números que parecen interesar a la policía. Acostumbrados a la desconfianza absoluta de una policía al servicio de los poderosos, los chavales, que sobreviven con cuatro cuartos, creen haber encontrado un tesoro y siguen las pistas que les va ofreciendo el contenido de la cartera, esquivando la muerte y provocando algunas dolorosas consecuencias.
A todo esto en la favela hay una pequeña parroquia, donde todos entran y salen porque siempre está abierta, regida por un cura mayor, un norteamericano cansado que bebe demasiado, y en la que colabora una joven e ingenua voluntaria que enseña inglés a los chavales de la barriada, cuando estos se dejan caer por allí. Del espíritu de la parroquia han aprendido Raphael, Gardo y Gabriel, el valor de la honestidad, de lo que es correcto hacer y a ellos acudirán cuando les apriete la necesidad. También con ellos han aprendido a rezar. A Raphael, de hecho, le salva la vida gracias un oportuno padrenuestro.
No esquiva la denuncia del sistema: el dispendio económico que supuso la organización del pasado Mundial de Fútbol y que motivó las grandes manifestaciones en Brasil poco antes de su comienzo; la corrupción institucionalizada que afecta unos políticos que sólo buscan sus interese y a una policía al servicio de los poderosos; la sangrante injusticia que suponen las diferencias sociales que hacen que una misma ciudad haya lujosas residencias y gente que vive en las cloacas…    
Una buena película, serena como su protagonista, que deja un agradable sabor de boca en el espectador.     

 

            Jesús Riaza