VENTANA DE CINE

 

 

PABLO, EL APÓSTOL DE CRISTO

2018, BÍBLICA, USA, 108 minutos

DIRECTOR:       ANDREW HYATT
INTERPRETES:  JAMES FAULKNER (Pablo), JIM CAVIEZEL (Lucas), OLIVIER MARTÍNEZ (Mauricius), JOHN LYNCH (Áquila), JOANNE WHALLLEY (Priscila) 

Guión: Andrew Hyatt. Música: Jan A. P. Kaczmarek. Producción: David Zelon. Fotografía: Gerardo Mateo Madrazo.

CALIFICACIÓN: 8, sugerente

TEMAS: discípulo, comunidad, mártires, Cristo, S. Pablo

ARGUMENTO

Roma, año 67. Hasta la ciudad, aterrorizada por la forma de gobernar de Nerón que ha convertido a los cristianos en sus principales enemigos, llega Lucas con la intención de acompañar a Pablo que está preso en la cárcel Mamertina. La comunidad romana está dirigida por Priscila y Áquila y viven recluidos y con el temor a ser descubiertos. No obstante han conseguido un salvoconducto para Lucas y han sobornado a uno de los guardias de Pablo para que pueda pasar la noche acompañándole y recogiendo sus memorias.         

 

COMENTARIO

Estupenda película de este director canadiense que me hace interesarme por su anterior obra, “María, llena de gracia”, que cuenta los últimos días de la Virgen.  
Esta es una película realizada con pocos medios, pero con un guion y una estructura muy bien pensada. Controla muy bien los flash back y los utiliza para expresar el sentimiento de culpa que generó en Pablo su feroz persecución contra el cristianismo y que le acompaña hasta la muerte. Utiliza con frecuencia frases y expresiones sacadas de las cartas para ponerlas en el diálogo con Lucas junto con detalles cotidianos (como la risa que les provoca el recuerdo de que nadie quería dormir junto a Pedro) y de esa forma consigue un Pablo muy creíble. Es verdad que acompañado por la estupenda interpretación de James Faulkner cuya mirada traspasa al espectador. Por otra parte recrea la vida de la comunidad cristiana de Roma en tiempos de Nerón cuando, aterrorizados por la persecución, se debaten en el dilema de permanecer para ayudar a quien pueda necesitarlos, incluido Pablo, o marcharse a Éfeso y evitar tantos sufrimientos e incertidumbres. La utilización de un precioso texto de II Timoteo que acompaña la marcha de la comunidad es uno de los momentos más hermosos de la película, junto con ese otro en el que se unen en la oración del Padre Nuestro Pablo y Lucas en su prisión, la comunidad presidida por Priscila y Áquila y los cristianos que salen a la arena del circo para ser devorados por las fieras. A ellos Lucas les ha dirigido unas palabras que les han alentado en la desolación de afrontar la muerte en el circo. Además, el guionista ha tomado del último capítulo de la carta a los Romanos los nombres de los que forman la comunidad de Roma.
El otro foco de atención de la película es el prefecto Mauricius que, caído en desgracia sin que se sepa el motivo, es el encargado de la prisión. Tiene una hija enferma y ni sus oraciones ni los sacrificios a los dioses provocan la mejoría de su hija. Es verdad que desde el comienzo sabemos que serán Pablo o Lucas quien cure a la niña, pero eso no le resta un ápice al interés que suscita la situación.
A la película le dota de serenidad el personaje de Lucas, pero también una realización suave y reflexiva que va llevando al espectador por los vericuetos de la fe, de las dudas y del miedo en la persecución.
Un esfuerzo digno de cine religioso en nuestro tiempo. La productora, que ya realizó “Resucitado”, nos abre horizontes para un cine riguroso e inteligente y hacer de los pocos medios una virtud.

 

            Jesús Riaza