VENTANA DE CINE

 

DOLOR Y GLORIA

2019, DRAMA, ESPAÑA, 115 minutos

Director: PEDRO ALMODÓVAR      
Interpretes: ANTONIO BANDERAS (Salvador), PENÉLOPE CRUZ (Madre joven), ASIER ETXEANDÍA, NORA NAVAS, JULIETA SERRANO (Madre mayor), CECILIA ROTH, RAÚL ARÉVALO (Padre), LEONARDO SBARAGLIA (Federico)  
 Guion: Pedro Almodóvar. Música: Alberto Iglesias. Fotografía: José Luis Alcaine. Producción: Agustín Almodóvar

CALIFICACIÓN: 8, interesante
TEMAS: enfermedad, crisis vital, madre, infancia

ARGUMENTO

Un director de cine en plena crisis creativa y con graves problemas físicos, recibe la invitación de la filmoteca para presentar una de sus primeras películas que se ha convertido en un clásico. El encuentro casual con una actriz que trabajó con él, hace que se ponga en contacto con el actor de aquélla película, con el que no se ha hablado desde entonces, para invitarle a asistir juntos a la presentación. 

 


COMENTARIO

Las películas de Almodóvar tienen un sello inconfundible. Además, es capaz de captar la estética propia de la época en la que se rueda la película. Estas dos características nos hablan de un director con un estilo propio que se mantiene a lo largo de los años. Pero, al mismo tiempo, nos hace temer que todo sea demasiado artificial y artificioso. Como las construcciones de Petra: una hermosa fachada que no tiene nada por dentro. Por eso, debido a la brillantez y cuidado de la puesta en escena, es difícil que no guste una película del director, pero también es verdad que cuando la revisas tras unos años, te parece añeja.
Puede suceder con esta “Dolor y gloria”, en la que parece haber puesto en imágenes una parte de su vida. Prescindiendo de ese detalle, la película tiene momentos originales, como la gráfica y ágil descripción de sus enfermedades, otros emotivos, como el monólogo sobre su vida representado en un teatro, y otros que destilan sinceridad, como la relación con su madre, tanto en la infancia como en la edad adulta. Sin embargo, hay momentos en los que la película se estanca, como en la relación con el personaje de Asier Etxeandía, resuelto, por otra parte, de forma ingeniosa y brillante. Y otros en los que vuelve el Almodóvar más artificioso, más nostálgicamente empalagoso, como el encuentro con Sbaraglia.

Pero la película deja un buen sabor de boca en los espectadores. Tal vez porque el ejercicio de nostalgia que se refleja en los pasajes de la infancia, vuelven a tener un magnífico reverso en la acuarela del niño que lee.  Anotar, finalmente, los múltiples cameos que frecuentan la película, personajes esbozados que se quedan en nada.

    

            Jesús Fco. Riaza